martes, 25 de junio de 2013

Escenario y posibilidades de cambio.

Este texto que sigue es, sobre todo, una reflexión personal, a título propio de qué posibilidades se nos presentan en la sociedad para conseguir el cambio hacia una sociedad más justa, equitativa, solidaria y comprometida con nuestros iguales.
Digo esto porque no es mi deseo que este texto se tome como una investigación histórica (aunque la reflexión que se propone parta inevitablemente de los hechos históricos anteriores) tampoco tendrá datos exhaustivos puesto que no es mi intención ejercer un periodismo de datos aquí. Es, simple y llanamente una reflexión personal y un llamamiento a la reflexión colectiva, sería muy grato para mí que después de que alguno leyera esta entrada contribuyese al debate, pero eso lo dejo en vuestras manos.

Vivimos tiempos difíciles, es cierto, el neoliberalismo se ha quitado definitivamente la careta y está procediendo al desmantelamiento total del Estado del Bienestar de las últimas décadas en Europa. Ideado éste principalmente por la socialdemocracia, la cual al final no ha resultado ser una fuerza de oposición al liberalismo económico sino un mero compañero de baile, en ocasiones molesto por no saber bailar la misma música, pero nunca una fuerza opositora (y aquí no voy a poner datos y reseñas porque podría alargarse eternamente el texto, sólo tenemos que mirar el caso español: las políticas llevadas a cabo durante el “Felipismo” que acentuó la precariedad laboral con los autónomos o las últimas políticas de Zapatero, entre las que se incluyen la creación de juzgados rápidos para desahucios, recortes, privatizaciones de servicios y demás). Los partidos socialdemócratas han aglutinado el voto de la izquierda durante las pasadas décadas no solamente en España sino también en otros países europeos, donde los partidos de izquierda han sido considerados como radicales o extremistas en el espectro político. ¿De dónde viene este hecho?, ¿es cierto que haya existido una radicalización de las propuestas de los partidos de izquierda?, no lo creo.
Ayer leía un texto interesante en Grund Magazine que relataba (no sé si de manera ficticia o reflejando una situación real) una conversación en un típico bar de barrio entre dos “currelas”. El mayor le decía al más joven que la gente trabajadora había olvidado su verdadera identidad, quiero decir, lo que realmente somos como clase social. La sociedad española ha visto como, paulatinamente, se ha ido destruyendo el ideario colectivo de la clase obrera sustituyéndolo por el de clase media: autónomos que se creían empresarios, funcionarios de ayuntamiento con BMW y vacaciones en Punta Cana etcétera.
No deseo ser malinterpretado con esto último, no estoy diciendo que el pueblo español haya vivido por encima de sus posibilidades, para nada, estoy hablando de la alienación de las clases sociales. Cómo se nos hizo creer al gran conjunto de la sociedad que esa historia de “clases sociales” estaba obsoleta, y que la nueva realidad económica liberal traía el bienestar social y la posibilidad de un nivel de vida que, de otro modo no podría alcanzarse (sic.), en definitiva, el triunfo del libre mercado.
La realidad social es bien distinta, y siempre lo fue, la destrucción paulatina del sector secundario y primario, verdaderos motores de una economía productiva que puede llevar dinero a las manos de las familias, trajo una progresiva terciarización de la economía, para colmo, el auge del libre mercado y de la libre circulación de capitales con la formación de la CEE ha resultado funesta, a los hechos me remito.




Todo lo anterior ha resultado en el desastre económico (para la masa social, la clase trabajadora, los de siempre) que conocemos actualmente, ahora bien, definido el punto de partida ¿hacia dónde vamos? y, lo más importante ¿cómo queremos ir?
Es obvio que el descontento es casi unánime, la pregunta es cómo se puede focalizar ese descontento de lo que ahora llamamos “ciudadanía” para obtener el cambio político. La vía democrática sería, a priori, la más correcta.
La lucha social no sería en este caso construida a gran escala dada la práctica imposibilidad de penetrar como fuerza política de peso en el Congreso a raíz de la ley de partidos y el sistema electoral español.
La solución puede pasar por provocar pequeños cambios en las localidades y municipios del País, un lento pero inexorable cambio que llevaría de la mano tanto una mejor gestión de los recursos exsitentes como un cambio radical de política social a nivel local. Si atendemos a algunas teorías políticas, como por ejemplo el foquismo, este inicio podría traer consecuencias esperanzadoras: que otras localidades y pueblos de España tomasen ejemplo y comenzase un proceso de cambio político en el País que pudiera terminar, en última instancia, con la instauración de un sistema político socialista, o al menos próximo al socialismo, colectivizador y solidario. Tomemos como “Kilómetro cero” a Marinaleda.
En esta localidad andaluza la colectivización de la tierra es una realidad, el precio del suelo y la lucha por la vivienda digna también, por no hablar del trabajo cooperativista del campo, en propiedad del ayuntamiento o de pequeños agricultores, siendo éste a veces justamente expropiado a los grandes terratenientes que mantienen sus posesiones improductivas mientras ponen el cazo para cobrar las subvenciones del Estado y de la Unión Europea relativas al mundo agrario.



Es una simple reflexión personal, me gustaría que entrásemos en debate sobre la factibilidad de ella, o, por el contrario, la búsqueda de soluciones alternativas a esta situación, porque si algo está claro para todos nosotros creo que es la imposibilidad de continuar en este sistema económico y político que nos conduce irremediablemente a la miseria, a la precariedad, y que nos deja la caridad humana como única salida dignificadora.

martes, 11 de junio de 2013


El nuevo victimismo de la derecha.

Hace a penas dos meses algunos asistíamos impertérritos al espectáculo mediático de la oposición venezolana y a la consiguiente impugnación del proceso electoral venezolano de abril de este año dos mil trece.
Cabe realizar algunos apuntes sobre este caso particular que nos llevarán al tema central de este artículo: el victimismo sistematico con el que se está presentando esta nueva derecha ante sus votantes.

Asistíamos a un espectáculo descorazonador en Venezuela, digo, porque el mismo Capriles se tomó su tiempo hasta que se impugnó desde el partido y desde su persona el proceso electoral del catorce de abril. En ese lapso de tiempo que comprende desde el conocimiento de los resultados electorales hasta la presentación de la impugnación oficial ante los organismos electorales pertinentes pasó más de una semana. ¿Qué sucesos ocurrieron en esta semana? Muchos ya los conocemos, los votantes de derecha venezolanos salieron a las calles pidiendo justicia e implicando directamente al partido en el Gobierno como a los organismos electorales ratificados por el pueblo en un proceso de fraude electoral.

Es conveniente reflexionar en frío acerca de estas acusaciones, las cuales considero rotundamente falsas y faltas de pruebas. Las acusaciones fueron en su gran mayoría particulares y casi nunca por una vía oficial. Se puede decir, hablando en plata, que Capriles usó a la masa electoral que lo respalda para lanzar, a través de las redes sociales y de las televisiones y radios privadas venezolanas, la sombra de la acusación.

Ahora bien, tan legítimo es la participación democrática como el cuestionamiento de los resultados de ésta, pero hay que matizar el hecho diferenciador: una acusación para impugnar un proceso electoral siempre debe estar respaldado por datos y por pruebas fehacientes que, al menos, permitan a los organismos oficiales sospechar de un “pucherazo”.

Las pruebas presentadas por Capriles, su partido y sus votantes fueron unas controvertidas fotografías en las que se presentan cajas de cartón presuntamente repletas de papeletas de voto electoral siendo quemadas y destruídas. Hasta aquí, nada falso, las cajas presentadas en la fotografía mostrada más arriba están, en efecto, repletas de votos y están efectivamente (y obviamente) siendo quemadas. ¿Dónde reside la falsedad de la acusación por lo tanto?


La Ley Orgánica de Procesos Electorales de la República Bolivariana de Venezuela establece lo siguiente:

Artículo 168: El material electoral no utilizado y el material electoral deshechable será remitido a las Oficinas Regionales Electorales para su contabilización y clasificación.
Contabilizado y clasificado el material, las Oficinas Regionales Electorales remitirán al Consejo Nacional Electoral el material que pudiera ser reutilizado en otros procesos electorales. El resto de material, tanto el no utilizado como el deshechable deberá ser objeto de destrucción
en la misma oportunidad en que se ordene la del material electoral utilizado en las elecciones, de conformidad con lo establecido en la presente Ley y en su Reglamento.
Artículo 169: El material electoral que no sea objeto de impugnación administrativa o recurso judicial podrá ser objeto de destrucción, después de transcurridos seis meses de la celebración de un proceso electoral. (…)

Por lo tanto, comprobamos que la LOPE contempla la destrucción del material electoral transcurridos seis meses desde el momento del proceso electoral. Si indagamos un poco más podemos comprobar que esas fotografías, atribuídas erróneamente al presente año y al presente proceso electoral, corresponden al 12 de agosto de 2012 y al 19 de septiembre de 2010.

Desmentida la acusación con hechos y pruebas (elemento principal que debe aportarse cuando se realiza una denuncia, y más una de tal calibre) se procede, por parte de Henrique Capriles y de la oposición venezolana, a lo que personalmente concibo como “El nuevo victimismo de la derecha”.
Tradicionalmente (y esto no es novedad para cualquiera que conozca los libros de Historia) la derecha en el Siglo XX se había impuesto a la fuerza a través de regímenes militares como los de Francisco Franco, Oliveira Salazar, Augusto Pinochet y en el propio caso de Venezuela a Marcos Pérez Jiménez. Quiero subrayar el hecho de que lo expuesto aquí no es una opinión, no es un juicio de valor, es un hecho fácilmente contrastable y que todos los que deciden hablar de política y opinar en particular de las situaciones sociales latinoamericanas deben conocer.
Después de los regímenes dictatoriales que controlaron América Latina durante la segunda mitad de siglo, siendo éstos acabados y produciéndose la evolución democrática de los países la derecha entra en el juego democrático asumiendo (a priori) la posibilidad de no ganar y de no tener el control.

Es en esta nueva situación social y política, en la que la derecha no ostenta el poder de manera constante cuando se ha decidido pasar a esta política de victimización que consiste tanto en la criminalización sistemática de cualquier ideología que no esté próxima al régimen político existente (en el caso de España nuestra manida Democracia) y la creación del concepto político de “norma ideológica” que le atribuyen directamente a la izquierda política.
¿Realmente en qué consiste esta política mediática? En un simple y burdo intento de cambio de papeles sociales a los ojos del elector, Ciñéndonos exclusivamente al caso español vemos como el triunvirato de poderes (eclesiástico, político y económico) afines a la derecha se presentan a menudo como “perseguidos” o “incomprendidos”.
Podemos hablar claramente de una manipulación informativa en la que la Iglesia Católica se presenta como un colectivo castigado ideológicamente por los ciudadanos, sin poder político, despojado de cualquier capacidad para influir en la sociedad y en la legislación del país. La realidad no puede ser más diferente, si atendemos únicamente al caso de la Iglesia comprobamos como el responsable de la cartera ministerial de Educación, José Ignacio Wert, se ha reunido tanto en público como en privado con altas instancias del clero, donde se sacaron a colación temas pertinentes a la nueva Ley Orgánica de la Mejora de la Calidad Educativa. Estas reuniones han desembocado en una nueva realidad en las escuelas: la Religión tendrá más horas, será equiparable a materias instrumentales y, por si fuera poco, contará para la media.
También el Ministro de Justicia y el Ministro de Interior han tenido repetidos contactos con las altas esferas del catolicismo español para la elaboración de varios proyectos legislativos en los que la opinión de la Iglesia ha influido sustancialmente, como por ejemplo en la problemática reforma de la Ley del Aborto que se está llevando a cabo.

¿Qué más se puede decir? Los hechos están expuestos, y la realidad es, en ocasiones, odiosa. ¿Podemos hablar y afirmar que existe un “doble rasero” a la hora de juzgar a nuestros políticos y a los elementos públicos de nuestra sociedad? ¿Podemos hablar de que esa vara de medir está completamente confeccionada por la izquierda política e ideológica? A título personal me atrevería a decir: rotundamente no.
Los poderes fácticos siguen concentrados en los mismos grupos sociales, que se consideran a sí mismos y se exponen ante la sociedad como verdaderos paladines de la libertad y de la democracia. Poderes que, además, reniegan completamente de cualquier manifestación de voluntad popular o de cualquier organización ciudadana externa al sistema orgánico del Estado. Es precisamente este Estado el que sigue siendo Coto privado de Caza para unos pocos y territorio comanche para la gran mayoría.

martes, 4 de junio de 2013

Punto de partida.

Inicio de un proyecto.

Los principios siempre son difíciles, después de varios intentos (que no fructificaron) de crear un blog y comenzar a publicar en internet, llegó para mí el momento de abrirme una cuenta de blogger y comenzar a publicar.
Considero que la acción política debe estar presente en nuestras vidas, y más en estos tiempos tan convulsos donde los límites de la legalidad por parte de algunos están tan difusos. Creo firmemente en que la lectura y la cultura adquiridas a través de ella son elementos fundamentales para la exposición y análisis de teorías políticas y para la confrontación y el debate ideológico.
El adoctrinamiento bajo ideas vacias de contenido y que no pertenecen a la realidad actual me parecen deleznables y condenables, es por ello que siempre se intentará aquí aportar datos cuando sea necesario y contrastar informaciones diversas a la hora de exponer los pensamientos.

Sin más discurso y "speech" político me despido, no sin antes recordar que aquí prima la libertad de opinión por lo que os animo a todos a comentar y debatir para que juntos construyamos.
Un saludo a todos y todas.